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Fotografía del New York Times
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En 1993, el fotógrafo sudafricano Kevin Carter, recibió la invitación de viajar a uno de los países más pobres del momento, Sudán. En ese tiempo, el país (sobre todo la parte sur) estaba pasando por una de las peores hambrunas de su historia, y eso sumado a que se encontraba en plena Segunda Guerra civil sudanesa.
Fue por ello que Operación Lifeline Sudán de la ONU, la cual estaba teniendo problemas de financiación, decidió llamar a 2 fotoperiodistas (João Silva y Kevin Carter), para que tomaran ciertas fotografías y así, visibilizar un poco más la terrible situación de la nación y conseguir mejor financiación. Pero eso sí, ambos viajaron sin saber de varios detalles del viaje.
Un día, ambos llegaron a Ayod (una localidad que formaba parte del llamado “triángulo del hambre”) y comenzaron a tomar fotos. En una ocasión, Carter encontró a un niño tirado en el suelo, el pequeño se encontraba desnutrido y sumamente hambriento. Junto a él, se hallaba un animal, un buitre que esperaba ansioso por el deceso del niño. Acto seguido, Kevin sostuvo su cámara y tomó la imagen que le dio la vuelta al mundo. Tras espantar al animal y quedarse por varios minutos para asegurarse de que no volviera, capturó otras fotografías en otras partes y se fue del lugar, no sin antes confesar su profunda angustia tras haber presenciado tanta miseria.
Tiempo después, la fotografía se vendió al New York Times, el cual se encargó de publicarla. La imagen consiguió tal impacto en la gente, que se realizaron varias donaciones hacia cualquier organización humanitaria que estuviera en Sudán. Sin embargo, Kevin Carter recibió toneladas de críticas, amenazas, acusándolo de no haber ayudado al niño, de ser el verdadero carroñero de la foto. Muchos dieron por muerto al pequeño, incluso sin saber la verdadera historia.
En 1994, Carter obtuvo el Premio Pulitzer y unos meses después, se quitó la vida. La presión de las críticas, el horror de presenciar tanta miseria, sumado a sus problemas personales y su acrecentada depresión, acabaron por sucumbir su ya debilitado espíritu.
¿Qué sucedió con el niño?
El niño se llamaba Kong Nyong. En la foto, se alcanza a apreciar que llevaba en su mano derecha una pulsera de plástico de la estación de comida de la ONU con el código “T3”, lo cual indicaba de una malnutrición severa. Tiempo después en 2011, el padre contó que su hijo si se recuperó y que sobrevivió a la hambruna, gracias a la ayuda de la estación de ayuda alimentaria de la ONU. Lamentablemente, también contó que el pequeño falleció 4 años atrás en 2007, por “fiebres”.
Créditos: Mari Cáceres Rico
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